Con el inicio del otoño llegan las dolencias típicas de esta estación, pero no solamente nosotros enfermamos cuando las temperaturas empiezan a bajar.
De hecho, también los perros y los gatos pueden coger un resfriado u otras enfermedades con la llegada del clima más fresco.
Veamos juntos cuales son las dolencias más comunes de esta estación y cómo evitarlas.
Más allá de un resfriado: he aquí las dolencias estacionales de perros y gatos
Los problemas más comunes que se presentan con la llegada del clima más frío son los problemas relacionados con las vías respiratorias. Comenzando por el resfriado, que en perros y gatos se presenta con síntomas muy parecidos al de los humanos.
En concreto, para saber si el perro está resfriado, es preciso observar si se presentan los siguientes fenómenos:
- Estornuda más de lo normal
- Tiene la nariz muy seca o muy mojada
- Tiene los ojos rojos y brillantes
- Duerme más de lo normal, y cuando duerme, ronca más fuerte
- Tiene menos apetito y/o ganas de jugar
En cambio, ¿cómo sabemos si el gato está resfriado? Los síntomas más comunes son:
- Secreciones mucosas más intensas
- Lagrimación ocular excesiva, con una posible conjuntivitis
- Estornudos frecuentes
- Tos
- Exceso de salivación
- Pérdida de apetito
- En ocasiones, somnolencia, apatía y fiebre
Además del resfriado, entre las dolencias respiratoias que afectan a nuestros amigos de cuatro patas en el cambio de estación, encontramos también la laringitis, traqueítis, bronquitis y pulmonía, que se manifiestan con fatiga respiratoria, tos, fiebre y asma.
El frío puede traer consigo molestias gastrointestinales, normalmente diarrea si el animal ha cogido el típico frio en la tripa.
En los perros y gatos más ancianos, podemos notar artritis y dolores articulares.
Por último, el otoño es la estación de molestos parásitos como la tiña.
La tiña es un hongo que afecta a la piel del perro y del gato (que se puede transmitir también al hombre) y causa lesiones, alopecia, prurito y costras. Aunque sea una dolencia molesra, no es especialmente grave, y se puede curar con una terapia específica prescrita por el veterinario, teniendo cuidado con que el animal no se rasque o se lama en la zona afectada.
Remedios contra los malestares de perros y gatos
Todas las molestias de las que hemos hablado pueden ser más o menos graves, y no siempre hace falta la intervención del veterinario.
Cuando vemos que nuestro perro o gato presenta los primeros síntomas – que pueden ser tos, nariz tapada, dificultad para tragar o para sentir los olores – tenemos que evaluar su comportamiento en general. Si el animal es reactivo, tiene apetito y ganas de jugar, entonces podemos gestionar nosotros el problema hasta que se pase solo.
Pero si tenemos dudas, es importante acudir a nuestro veterinario: incluso solamente con una consulta telefónica que nos puede ayudar a entender la gravedad de la situación y la mejor manera de proceder.
Prevenir es mejor que curar
Lo que si podemos hacer es prevenir el resfriado y otras dolencias estacionales con algunas precauciones.
Lo más importante es evitar los cambios de temperatura. En otoño e invierno, especialmente cuando la calefacción está encendida, la diferencia de temperetura entre el interior y el exterior es elevada y puede causar problemas.
Esto no significa que en invierno tengamos que decir adiós a los paseos con nuestro perro: todo lo contrario, ¡la actividad física es fundamental para mantenerse en forma!
Intentaremos no sacar al perro en las horas más frías y sino, protegerlo con un abrigo.
En caso de lluvia, podemos ponerle un impermeable y acordarnos de secarlo bien cuando entramos en casa.
Cuidado con descuidar el humor
Las dolencias estacionales para perros y gatos no se manifiestan sólo con molestias físicas, sino también con emotivas; No solamente nosotros nos sentimos un poco bajos de moral cuando las horas de sol se reducen y las temperaturas bajan.
Es por esto que tenemos que cuidar también este aspecto del bienestar de nuestros amigos de cuatro patas. Como decíamos antes, es importante no perder la costumbre de salir a pasear, que son un buen método para mantener la depresión estacional a raya (también para nosotros).
Tanto para los perros como para los gatos, el juego representa un elemento fundamental para combatir el aburrimiento y la tendencia otoñal a vaguear, mejorando así la conexión entre humano y animal.
Por último, tenemos que acordarnos de mimar mucho a nuestros perros y gatos, importante para que el animal se sienta seguro y a gusto, también cuando llueve y hace frío.