La relación entre perro y humano es mucho más que la simple convivencia.
Es un vínculo único, que cada día aporta serenidad y crecimiento emocional mutuo. De hecho, los perros, gracias a su lealtad incondicional, su comunicación no verbal que vale más que mil palabras y su apoyo emocional, con el tiempo supieron ganarse el título de mejor amigo del hombre.
Pero, ¿nuestros peludos siempre han estado cerca de los humanos? ¿Desde cuándo empezaron a acercarse y a sentirse seguros a nuestro alrededor?
Como algunos de vosotros ya sabréis, el perro evolucionó a partir de un animal salvaje: el lobo. Entonces, ¡preparémonos para viajar a través del tiempo (alrededor de unos miles de años atrás) y descubramos juntos el origen de nuestros amigos de cuatro patas!
Un viaje a través de la historia a la descubierta del perro
El origen de esta infinita amistad entre el hombre y el lobo todavía no está claro hoy en día, pero intentaremos hacernos una idea siguiendo las etapas que han definido las distintas hipótesis sobre la historia y la evolución del perro.
Para formular una hipótesis sobre los orígenes del perro, los estudiosos comenzaron examinando todos los miembros del género «canis», es decir, el lobo, el coyote, el chacal y el dingo. El perro doméstico, llamado “canis familiaris” es el más emparentado con lobos, chacales y coyotes, compartiendo el mismo número de cromosomas. Charles Darwin comenzó de esta base y, en el siglo XIX, planteó la hipótesis de que los diferentes miembros del género canis desempeñaban un papel importante en la evolución del perro doméstico.
Más recientemente Konrad Lorenz, en 1954, publicó el libro «Cuando el hombre encontró al perro» donde se analizan aspectos tanto físicos como de comportamiento, planteando la hipótesis de que algunas razas descienden de los lobos y otras de los chacales, en particular del chacal dorado (Canis Aureus). El mismo Konrad Lorenz revisó su teoría anterior en 1975, afirmando que los perros descienden exclusivamente del lobo.
En 1997, gracias a Robert Wayne y sus estudios con la Universidad de California, se obtuvo la primera prueba científica de la descendencia del perro del lobo, a través de un análisis comparativo del ADN que demostró que el perro es el resultado de un proceso de domesticación del lobo.
A partir de aquí podemos plantearnos una pregunta más: ¿cómo se produjo este proceso de domesticación?
La hipótesis más reconocida nos la sugiere la pareja Raymond y Lorna Coppinger, quienes en su libro «Perros: una nueva interpretación sobre su origen, comportamiento y evolución» plantean que, hace aproximadamente entre 18.000 y 30.000 años, en un período de escasez alimenticia, los lobos comenzaron a abandonar sus zonas seguras en los bosque (por cierto, ¿sabías que el 21 de marzo se celebra el Día Internacional de los Bosques?) con el objetivo de acercarse a las tribus nómadas con la intención de buscar comida, consumiendo los restos de comida que dejaban en los alrededores los seres humanos. Otras corrientes de pensamiento confirman el acercamiento de los lobos en busca de alimento, aunque plantean la hipótesis de que los primeros ejemplares salvajes que intentaron una forma diferente de supervivencia fueron los elementos más débiles de la manada, separados de sus pares para mantener al grupo fuerte y sólido frente a los peligros de la naturaleza.
Este acercamiento inicial, nacido precisamente de las necesidades de sobrevivencia, se transformaría así con el tiempo en una relación cada vez más importante, alimentada por beneficios mutuos para ambas especies: la canina y la humana. De hecho, cuando el hombre comprendió que estos poderosos animales podían ser de gran ayuda en la vida diaria, desde proteger a las familias de otros animales salvajes hasta apoyar las labores de pastoreo, comenzó a establecerse un «pacto» de ayuda mutua, una especie de simbiosis en la que ambas especies trabajaron juntas, una para la otra, sacando provecho de sus propias características y singularidad. De hecho, los lobos que acompañaban al hombre pudieron así disfrutar de una alimentación más fácil, garantizándose mayor vida y procreación, logrando con el tiempo dar confianza al ser humano, poniendose a disposición para diferentes actividades útiles para la vida humana.
En realidad, el proceso de domesticación resultó ser largo, gradual y la duración de esta transformación es visible incluso en los huesos. Gracias a un estudio de la Universidad de Aberdeen, fue posible comparar los esqueletos de lobos y perros, observando, por ejemplo, cómo las vértebras dorsales de los perros estaban aplanadas, quizás debido a los pesos colocados sobre sus espaldas.
El resultado de este proceso evolutivo es el perro tal y como lo conocemos hoy, o casi.
De hecho, la herencia genética de nuestros peludos fue heredada por obvias razones del lobo, pero con el paso de los años el hombre ha aprendido a seleccionar características precisas en los perros, creando muchas razas diferentes adecuadas para tareas específicas, desde las más operativas (como perros pastores) hasta las puramente estéticas.
Perro y lobo: parientes, pero ¿cuánto?
El estrecho contacto entre las dos especie es innegable.
Los lobos son los antepasados de los perros y, como tales, transmitieron sus características a nuestros amigos peludos, que aún hoy son evidentes. A pesar de esto, no podemos ignorar que hoy en día la naturaleza de los dos especímenes es completamente diferente: por un lado el lobo, que mantiene sus características originales de animal salvaje, por el otro el perro, que además de tener particularidades seleccionadas por el hombre con el tiempo se ha acostumbrado a un estilo de vida más cómodo y seguro.
Pero entonces ¿podemos seguir diciendo que existen semejanzas entre perros y lobos, o ya son dos especies muy diferentes?
Los puntos en común hoy en día son pocos y la razón principal es sin duda el hábitat diferente al que pertenecen las dos especies. El contacto del lobo con la naturaleza, por ejemplo, lo expone cada día a condiciones que para algunas razas serían realmente difíciles de afrontar: la alternancia de calor, frío, nieve, viento y lluvia hace que la realidad cotidiana sea verdaderamente compleja de vivir y enfrentar. Así como la necesidad del lobo de autoprocurarse alimento, comportamiento que, si bien le pertenece al instinto del perro, no es demostrado por nuestros peluditos.
Otro aspecto significativo es el llamado riesgo de hibridación entre lobos y perros.
Raramente puede pasar que perros callejeros no vacunados entren en contacto con manadas de lobos cuando estos últimos se acercan a zonas pobladas durante sus largos viajes.
Este aspecto es negativo por dos razones:
- aumenta el riesgo para el lobo de sufrir diversas enfermedades a las que no está acostumbrado, desestabilizándolo físicamente y poniendo en peligro el equilibrio y la estabilidad de la manada;
- provoca una pérdida parcial de la identidad genética original del lobo, generando cambios peligrosos para las actitudes de supervivencia de los cánidos salvajes.
¡Por eso es tan importante la separación de las dos especies animales!
Perro y lobo: afinidades y diferencias
Aunque muchas razas de perros aparentemente no tienen nada que ver con los lobos a nivel estético, algunas características son es común. ¿Por ejemplo?
- Vida en manada: tanto los perros como los lobos son animales sociales. Suelen vivir y realizar sus actividades diarias en grupos o manadas. En el caso del perro, el grupo al que pertenece es su familia, compuesta por otros especímenes caninos, pero también – o sobre todo – por nosotros los humanos;
- desarrollo del oído y del olfato: las dos especies comparten una extraordinaria sensibilidad olfativa y auditiva, aspectos esenciales para su supervivencia. Estos sentidos les permiten identificar presas, miembros de la manada y posibles amenazas incluso a distancias considerables. Si quieres saber más sobre el canal auditivo del perro, lee nuestro artículo sobre la audición del perro.
- la alimentación: aunque los perros domésticos se han acostumbrado a una alimentación diferente a la de los lobos salvajes, la predisposición natural a consumir carne es un punto común entre ambas especies. La diferencia es que nuestros amigos de cuatro patas también pueden alimentarse, a veces por necesidades veterinarias y de salud, exclusivamente de alimentos vegetales siguiendo una dieta vegana;
- el instinto depredador: le pertenece a ambas especies, aunque los perros domésticos ya no tienen que cazar para sobrevivir, en algunos casos muestran visiblemente características típicas de su actitud natural, por ejemplo durante el juego, o en actividades específicas para las que han sido entrenados como el pastoreo.
Asimismo, parece claro que existen claras diferencias que reflejan la diferente evolución de las dos especies. Entre las principales encontramos:
- Comunicación: los perros domésticos han aprendido a interactuar con los humanos y otros miembros de su especie utilizando una amplia gama de señales vocales y más. Nuestros queridos compañeros de vida, por ejemplo, son el único animal que ha aprendido a comunicarse con los humanos a través de sus ojos para percibir y transmitir emociones. Los lobos, sin embargo, no ladran: tienden a aullar y chillar, utilizando vocalizaciones específicas para comunicarse entre sí incluso a distancias muy largas;
- Las orejas: las orejas del lobo tienen características precisas, son pequeñas, siempre erigidas y de forma típicamente triangular. En los perros, sin embargo, la forma y el tamaño de las orejas varían de una raza a otra;
- La cola: a diferencia de los perros, que utilizan la cola como herramienta de comunicación manteniéndola en diferentes posiciones (reposando, erguida, entre las patas), los lobos tienden a mantenerla en una posición relajada la mayor parte del tiempo. Excepto cuando están felices, ellos también, como lindos perritos, a veces no saben cómo mantenerla a raya y la mueven desenfrenadamente.
- La marcha: todos los lobos caminan de la misma manera, con sus patas traseras que siguen la huella que dejan las delanteras, formando así una huella regular y rectilínea en el suelo. Los perros domésticos, por otro lado, no tienen una marcha ni un estilo de caminar continuo, por lo que dejan huellas menos regulares.
Cinco razas de perros semejantes a sus ancestros lobos
Se sabe que algunas razas de perros han conservado características similares a las de su ancestro lobo. Estas semejanzas no sólo fascinan a los amantes de los perros, sino que también son objeto de análisis para los científicos, que todavía hoy estudian la dinámica evolutiva del mundo animal.
Entre las razas más semejantes a los lobos, en cuanto a estética y actitud, encontramos:
Perro Lobo de Saarloos
Es una raza nacida en el siglo XX, a principios de los años 1930, del cruce entre un macho de Pastor Alemán de utilidad y una loba de origen siberiano/europeo. Inicialmente utilizado como perro guía para personas ciegas, con las siguientes reintroducciones de ADN de lobo se volvió inadecuado para cualquier tipo de trabajo, pero sigue siendo una válida y fiel raza de compañía.
Perro Lobo Checoslovaco
Una raza nacida en 1955 a partir de un cuidadoso y seleccionado cruce entre 48 ejemplares de perros pastores alemanes de trabajo y 4 lobos de los Cárpatos. El deseo era obtener un animal fuerte, de temperamento duro pero al mismo tiempo entrenable. En definitiva, un perro con el mismo aspecto y estilo del lobo. Una raza que hoy en día está muy popular y, que en algunas ocasiones precisamente por sus evidentes similitudes, se podría confundir con un Lobo real.
Husky Siberiano
Seleccionados de perros criados durante siglos por el pueblo siberiano Chukchi a principios del siglo XX, fueron reconocidos como raza recién en 1930. El Husky nació estructuralmente para esfuerzos físicos importantes, como tirar de un trineo.
Pastor Alemán
También llamado perro policía, por su asociación histórica con la policía como perro de búsqueda, estos ejemplares también son reconocidos por su considerable inteligencia. El primer ejemplar reconocido de Pastor Alemán remonta al 1899 y su conformación física presenta algunos rasgos característicos del lobo: el cuerpo largo pero muy robusto, las patas fuertes y resistentes y la forma del hocico con la nariz larga.
Perro Pastor Belga
Una raza nacida a finales del siglo XIX, que en realidad se divide en cuatro variedades: Groenendeael, Laekenois, Malinois y Tervueren. Sus antepasados eran perros pastores. El Pastor Belga nació como perro guardián y de defensa, es un ejemplar verdaderamente elegante y también fuerte y robusto, por lo que ahora es elegido como auxiliar de las fuerzas policiales y de rescate. Él también, al igual que el Pastor Alemán, tiene rasgos somáticos similares a los del Lobo.
La evolución del perro a partir del lobo es una extraordinaria historia de adaptación, cooperación y conexión entre el hombre y el perro. Nos recuerda cómo, desde hace miles de años, el hombre y el perro son dos especies unidas de forma indisoluble, que se apoyan mutuamente en una especie de simbiosis en la vida diaria. Efectivamente, mirando a nuestro fiel amigo, podríamos fácilmente darnos cuenta de las similitudes de adaptación y cambio experimentados, reconociendo así el valor de una relación que ha resistido la prueba del tiempo.
Artículo redactado con el asesoramiento de Chiara Festelli, Educadora Canina.