Con el asesoramiento del Maestro Estilista Canino Simone Laponi
Cómo, dónde y cuándo bañar al perro entre las cuatro paredes de casa
Lavar el perro en casa no tiene por que ser necesariamente un estrés para nosotros o para nuestro amigo peludo.
¡Con los trucos y productos adecuados, podemos transformarlo en un momento relajado en el que compartir afecto y mimos!
Bañar al perro: escenas de la vida cotidiana
Cualquier persona que tenga un perro sabe que no les encanta bañarse.
Escena 1: “¡Venga Rocky, ven aquí!” Rocky viene todo contento y con la cola a mil por hora. Pero ve la bañera y las orejas se bajan, la cola se mete entre las piernas y los ojos empiezan a brillarle.
Escena 2: “¡Vamos Luna, es la hora del baño!” Luna pone las orejas en punta y empezamos con la media hora de ir detrás de ella por toda la casa, persecución que no tiene nada que envidiar a las de los mejores thrillers….
Escena 3: “¿Coco? ¿Dónde estás?” Silencio sepulcral… Coco ya se ha escondido debajo de la cama.
Bañar al perro en la bañera
Si el perro es de talla pequeña, podéis utilizar la bañera o un palangana grande. Si decidís utilizar la bañera, puede resultar útil una alfombrilla antideslizante para dar estabilidad a las patas del perro. El agua, la superficie lisa de la bañera y (no menos importante) el miedo, harán que se resbale mientras intenta, por ejemplo, subirse al borde de la bañera para salir.
Cuidado cuando lavéis el perro al externo: hacedlo solamente si hacde calor y acordaos de secarlo bien.
Ni demasiado, ni demasiado poco: cuándo bañar al perro
La eterna pregunta es cada cuánto bañar al perro: la frecuencia con la que bañar al perro es diferente en base a la raza, el tipo de pelo y lo qué hace el perro durante el día.
Generalmente se aconseja un baño al mes.
Exagerar con el número de baños puede estresar la piel del perro y estropear el pelo. No obstante, algunas razas necesitan baños más frecuentes, incluso uno a la semana, debido a la hiperproducción fisiológica de sebo con mal olor (por ejemplo: Bulldog, Shar Pei, Carlino, etc.). En estos casos será vuestro estilista canino de confianza quien os dirá cada cuánto tenéis que bañarlo.
Precisamos que un baño semanal ayuda al cepillado de esas razas que requieren un cepillado más frecuente, como en el caso de los perros de pelo largo (tales como: Bichón Maltés, Shih Tzu, Yorkshire, Cocker, etc.)
Por último, es mejor acostumbrar al perro desde cachorro al baño: debería ser un momento de felicidad y ¡no de estrés!
Bañar al perro: qué tener a mano
Además de los productos para bañar al perro, os resultará útil tener a mano algunas toallas viejas, que previamente habréis decidido reservarlas solamente para vuestra mascota.
Las usaréis para eliminar el exceso de agua, pero podéis ponerlas también en el suelo; os ayudarán cuando sacaréis a vuestro amigo de cuatro patas de la bañera.
Dato importante: los perros se sacuden, está en su ADN. Tenedlo en cuenta y vestios con ropa cómoda que se lave fácilmente.
Algunos datos sobre el champú para perros
Nos sentiremos tentados de bañar a nuestro perro con nuestro champú, por que “es delicado, respeta la piel, es natural y tiene un buen perfume, por lo tanto será también bueno para Luna…”
Pero cuidado: el PH de la piel del perro es de aproximadamente 7; es por lo tanto imprescindible utilizar productos que respeten su PH y también el de las manos que quién lo lava.
Asimismo, el champú para los humanos nace para realizar una limpieza delicada del cuero cabelludo, que no presenta la suciedad del de un perro, y por lo tanto no resulta adecuado para nuestro amigo peludo.
Por consiguiente es mejor elegir un champú para perros de calidad, especialmente formulado para el perro, sin olvidarnos de controlar la lista de ingredientes y que no contenga sustancias químicas que puede que la piel del perro no tolere (como SLS y SLES, parabenos, ftalatos, etc.).
Si el perro tiene un piel especialmente sensible o sufre dermatitis, pedid consejo a vuestro veterinario.
¿Y el champú seco?
El champú seco no tiene que sustituir al baño, pero bañar al perro en seco es una buena alternativa para la limpieza cotidiana de las partes del perro que se ensucian más fácilmente (tripa, patas, etc) o en caso di emergencia y que no tengamos agua a mano.
Se aplica homogéneamente en la parte a tratar y se elimina con un paño húmedo o un cepillo.
La formulación de este producto tiene que ser también respetuosa con la piel del perro y no debe contener componentes potencialmente peligrosos.
Cómo: ¡es hora de bañar al perro!
Perfecto, habéis conseguido convencer a Balú para que entre en la bañera. Probablemente queréis terminar lo antes posible, apresurándoos. Pero si lo hacéis tranquilamente, serenamente y paso a paso, vuestra tranquilidad se transmitirá también al perro:
- Aplicar homogéneamente en todo el cuerpo el champú previamente diluido con agua (no es necesario enjuagar antes).
- Masajear con fuerza a vuestro amigo y aclarar perfectamente, con cuidado de no dejar residuos de champú en el pelo.
- El agua tiene que estar templada, ni ardiendo ni demasiado caliente.
- Atención: no utilizar el cardador o el cepillo en el pelo mojado.
- Tamponar bien y secar el pelo cepillando hasta el secado completo.
- Durante el secado, cepillar el pelo siempre desde las raíces a las puntas. Podéis utilizar el secador de casa a máxima velocidad pero con la modalidad de temperatura media. No lo acerquéis demasiado a la piel.
- Sobre todo para los perros de talla grande y de jardín, es imprescindible secar con el secador, debido a que dejando secar el pelo al aire la piel podría adquirir un mal olor, anulando los beneficios del baño.
Hablad a vuestro perro durante todo el tiempo que dure el baño.
Con un tono de voz tranquilizador dile cosas como “¿Ves que va todo bien?”, “Ahora te mojo con el agua templada”, “¿Quieres un masaje?”, “Umm, ¡qué perfume más bueno tiene este champú!”, “Venga, que te aclaro”, “¡Pero qué bien te estás portando!”. Os parecerá una tonteria, pero visto que el perro no entiende las palabras, es muy sensible a vuestro tono de voz y a vuestras expresiones.